Por: Laritza Moya Rodríguez
Adulto Mayor, Santiago de Cuba, .- La Mayor de las Antillas es hoy uno de los territorios más envejecidos de América Latina y el Caribe, realidad a la que no escapa Santiago de Cuba que evidencia un por ciento de envejecimiento del 19,4 -indicador muy cercano al 20- en el que se encuentra la media nacional.
Investigaciones revelan que los altos estándares de salud alcanzados por Cuba y su consecuente impacto en la esperanza de vida de las personas, unido a que en las últimas décadas los niveles de natalidad no han sido significativos, constituyen variables que determinan el aumento que hoy se percibe de adultos mayores, lo que genera importante retos económicos, sociales y sanitarios.
Las autoridades de salud en nuestro país vienen estudiando desde hace más de cinco lustros la celeridad con la que se ha ido transformando la pirámide poblacional aquí, advirtiendo sobre este fenómeno a las autoridades gubernamentales y otros decisores, con el afán de trazar estrategias conjuntas que coadyuven a lograr una mayor calidad de vida de las personas ancianas.
En el Día Internacional del Adulto Mayor que marcó el inicio de octubre, Cuba ostenta importantes logros. Junto a los programas implementados de salud, seguridad y asistencia social, educación y cultura, han coexistido otras políticas sectoriales que garantizan a ese grupo etario, no solo prioridad en la accesibilidad a los servicios básicos que requieren para la satisfacción de sus necesidades, sino también la protección legal para que no sean vulnerados sus derechos.
Es conocido, dentro y fuera de fronteras, que nuestro país garantiza atención médica universal y gratuita a todos, mas el aumento constante de hombres y mujeres mayores de 60 años exigió la formación urgente de recursos humanos especializados para su adecuado manejo y hoy Cuba potencia y dinamiza la geriatrización de sus servicios como parte de las acciones que frente al fenómeno demográfico toma el Ministerio de Salud Pública.
La responsabilidad institucional y la voluntad del gobierno de proporcionar bienestar a nuestros ancianos se pueden constatar diariamente, basta observar los sectores priorizados durante el periodo de pandemia para comprender la importancia que aquí se les atribuye.
En Nuestro país el Estado toma la vejez muy en serio y evidencia que asume con mucha dedicación su deber de ampararlos, educa a la sociedad en el respeto a sus mayores, se preocupa porque alcancen el justo equilibrio entre salud y autonomía e intenta proporcionar la mayor cantidad de felicidad a quienes fueron con su esmero y continúan siendo con su sabiduría, un aporte esencial en el logro de nuestras conquistas.
