La muerte del apóstol

Muerte de José Martí

Por: Raúl López Alvarado
El 19 de Mayo de 1895 constituye una página memorable y luctuosa dentro de la historia de Cuba.


Ese día, hace 125 años, cayó en combate contra las tropas españolas al mando del Coronel Ximenez de Sandoval, José Martí Pérez, quien por su patriotismo, valentía y arrojo ganaría la condición de Héroe Nacional cubano. El lugar conocido por Dos Ríos, en esta región suroriental, fue el escenario de los hechos.


Después del mediodía salió Martí en busca del Generalísimo Máximo Gómez cuando fue sorprendido por el enemigo. Tres fusileros españoles que estaban escondidos dispararon contra el apóstol tres tiros que le provocaron la muerte. Uno le dio en el pecho y le fracturó el esternón, otro alcanzó su cuello y le destrozó el labio superior y el tercero le irrumpió en el muslo derecho.


Enterado del suceso, Máximo Gómez intenta recuperar el cuerpo pero una barrera de fuego enemigo lo impide.


Identificado el cadáver por los españoles, el 20 de Mayo por la tarde fue conducido al cementerio de Remanganagua y sepultado debajo del cadáver de un soldado de España.


Dos días después se ordena el traslado de los restos hacia Santiago de Cuba para una última identificación que realizaría el forense Pablo Aurelio de Valencia. El día 26 el cuerpo fue sepultado en esta ciudad.


En 1907 los restos de José Martí son desenterrados otra vez y, comprobado que estaban completos, fueron puestos en una caja de plomo que fue sellada y depositada en otra de Caoba.


Desde Junio de 1951 reposan definitivamente en el Mausoleo erigido en su honor en el cementerio Santa Ifigenia, de la hoy Ciudad Héroe Santiago de Cuba.


Allí, custodiado por una guardia permanente que le rinde honor, el apóstol de nuestra independencia, el incansable luchador, vive desde su ejemplo e irradia luz para todo el mundo.

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