Cayó Granma, una ínsula que siempre renace

Por: Luis Alberto Portuondo
Aunque el huracán Melissa se ensañó con este islote ubicado en la bahía santiaguera, la recuperación ha sido la meta desde el primer momento.

Nuevamente se divisan las cubiertas de las pintorescas casas de la ínsula.

SANTIAGO DE CUBA.–Casi tan famoso como el Castillo San Pedro de la Roca –el Morro de Santiago de Cuba–, es Cayo Granma, un islote de apenas dos kilómetros cuadrados, nueve metros sobre el nivel del mar, ubicado muy cerca del canal de entrada a la bahía santiaguera, y que vio a Hernán Cortés zarpar hacia México, a corsarios y piratas atacar la otrora villa, el hundimiento de la escuadra del almirante Cervera y muchos otros acontecimientos.

Pero nada distingue a este trozo de tierra como su gente, «sobre todo, nuestro proverbial arraigo al terruño, porque es poco común que nos mudemos, al punto que ni los huracanes se convierten en motivo; tanto es así, que Sandy y Melissa casi nos desaparecen del mapa, pero al arraigo se suma el valor para superar la devastación», dijo, con sano orgullo, Sandie Almeira Boza, diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y delegada de la circunscripción.

El daño del reciente ciclón fue superlativo: de las 256 viviendas, 204 presentaron algún tipo de afectación; igualmente, la escuela primaria, la panadería, el consultorio, la farmacia… y la iglesia de San Rafael Arcángel. «La mayoría está prestando servicios, y las familias de Lisi, Francisco, Osmani y de muchos otros residentes ya están rehabilitadas», aseguró la también Directora de la Casa de la Cultura Aurora Ochoa Romaguera.

El ímpetu de estos santiagueros también fue constatado por el Presidente del Consejo de Defensa Nacional, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, «quien dialogó con nosotros, interesándose hasta por lo que parecía menos relevante en la recuperación; supo de las soluciones a los problemas, de la ayuda recibida y de nuestra aspiración de que el Cayo sea mucho más hermoso.

Lo estamos esperando, para que vea cómo este pueblo cumple con la palabra empeñada», acotó Teresa Esteris Bell, la anciana que intercambió un entrañable abrazo con el Presidente, «aquel inolvidable jueves 27 de noviembre».

A GRANDES PERJUICIOS, SOLUCIONES CONCRETAS

La visita de Granma al otrora Cayo Smith constató que en la panadería Brisas del Mar se elaboran cerca de mil unidades –también con destino a las comunidades de La Socapa y Caracoles, ubicadas en el litoral de la bahía–, y fue instalado un grupo electrógeno de emergencia, donado por una mediana empresa con sede en La Habana.

En la pequeña porción de tierra, en la que viven 876 personas, ya hay redes eléctricas, el alumbrado público cuenta con luminarias dotadas de paneles solares, y fue restablecida la telefonía fija (que cubre el 100 % de la localidad).

La farmacia funciona en un local provisional y «en el consultorio del médico y la enfermera de la familia no se dejó de laborar, porque nuestra ubicación geográfica implica vitalidad constante para prestar los primeros auxilios, así como el resto de los aspectos concernientes a la atención primaria de Salud», manifestó la doctora Clara Luaces Hernández.

Unas mil tejas fueron distribuidas para las cubiertas de las viviendas –que se suman a las 1 400 donadas por la mencionada mipyme capitalina–, y los 16 derrumbes totales han sido evaluados y recibieron algunos insumos imprescindibles, incluso, son varios los casos que ya fueron solucionados.

«Cuando recuerdo el panorama desolador que dejó el huracán, mi casa destruida, y lo comparo con lo que hemos logrado en poco tiempo, no dejo de asombrarme», expresó Francisco Silva Rabel.

Similar criterio tiene Lisi Llerena Aguilar: «mi casa fue prácticamente reedificada, siempre conté con la ayuda de mis vecinos, y de las muchas manos solidarias que vinieron; todavía falta, pero cada día es menos».

El embarcadero de las lanchas –el medio de transporte público por excelencia–, ha sido remozado, al tiempo que se garantizan los viajes hacia la ciudad en el horario comprendido entre las 5:00 a.m. y las 7:00 p.m., y «también las utilizamos para el trasiego de las mercancías; la entrega de su tripulación es total», destacó Almeira Boza, diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

«Esta es nuestra patria chica y nos toca levantarla, como lo hicimos después del Sandy», aseveró el joven Emilio Marcelo, un lugareño que se ha integrado como voluntario de la Cruz Roja Cubana.

Tampoco faltó la motosierra de Yimi Vázquez Cebreco, «para desobstruir las calles, porque muchos de nuestros árboles quedaron en el suelo; el mar penetró y la loma de La Socapa, barrera natural para los vientos, no impidió que la fuerza demoledora del ciclón nos hiciera vivir una noche terrible».

Toda la isla tiene agua potable provista desde el sistema San Juan, uno de los cuatro principales que abastecen al municipio más poblado del país, «y es fruto del esfuerzo conjunto de las entidades, pues Cayo Granma tiene características singulares, y garantizar todos los servicios resulta complejo», reflexionó Sandie.

Los 68 estudiantes de la escuela primaria Juan Gualberto Gómez reciben sus lecciones, «la prioridad fue recuperar lo dañado, en el menor tiempo posible, y lo logramos: aulas dispuestas, maestros consagrados y niños alegres.

El Presidente quedó maravillado con nuestra institución educativa», afirmó Elaimis Díaz Galán, directora de la institución educativa en la que padres y vecinos pusieron manos a la obra, con el ejemplar apoyo del pionero Abraham Sánchez Martínez.

LA AYUDA QUE NUNCA FALTÓ

Oficiales, sargentos, soldados y trabajadores civiles de la Región Militar Las Tunas, fueron fundamentales en la revitalización de la infraestructura isleña. De manera que el Contingente Mayor General Vicente García se tornó familiar en un sitio en el que todos se conocen y los foráneos enseguida se distinguen.

El Vicente García apoyó el traslado de postes nuevos para el tendido eléctrico, la excavación de huecos para su montaje, así como el levantamiento de los caídos; también ayudaron en la restitución de la línea primaria que abastece al Cayo.

Las acciones de limpieza y desobstrucción de las arterias, jardines y patios; la recogida de los desechos y de los escombros, la clasificación de los materiales que pueden reutilizarse, el traslado de las tejas de zinc y el montaje de las cubiertas, también formaron parte de lo realizado por el Contingente.

«El pueblo uniformado siempre estará donde haga falta», encomió el coronel Efrén Pérez, quien lideró la tropa.

En coherencia con otra de las misiones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, aficionados al arte de la Región Militar de Guantánamo, y del Conjunto Artístico Integral de Montaña del Ejército Juvenil del Trabajo en la provincia indómita se sumaron a la reconstrucción del pintoresco lugar, animando el entorno con música, teatro y danza.

Asimismo, cientos de jóvenes y estudiantes de otros municipios y provincias se trasladaron hasta Cayo Granma, «y lo hicieron para colaborar en todo, estoy seguro de que fue una experiencia conmovedora, tanto para ellos como para nosotros», expuso Osmani Sánchez Esteris.

Aunque la recuperación no es completa –apenas ha transcurrido un mes y medio de aquella noche de vientos, lluvias y oleaje–, es visible la mejoría, y la vida, poco a poco, retorna a la normalidad, «no en vano nuestro Presidente aseguró que nos recuperaremos, ¡no hay miedo!», sentenció la jovial delegada de los cayenses.

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