Por: Carmen Maturell Senon | Luis Alberto Portuondo |
Un momento trascendental de la historia Patria que sella para siempre el vínculo entre todas las generaciones de combatientes.

El 7 de diciembre de 1896, el cuerpo de Antonio Maceo «cayó durante el fuego cerrado contra la infantería española». Los enemigos pensaron que lo silenciarían para siempre, pero el General de múltiples batallas y heridas en su cuerpo se convirtió en símbolo eterno de lucha por la libertad.
Ahora, 129 años después, se le recordó, junto a su ayudante, el Capitán Panchito Gómez Toro, también caído en combate. En un acto político y ceremonia militar encabezados por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, la figura del Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales fue evocada como el paradigma de los momentos difíciles.
En palabras de José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento Agroalimentario, el Titán de Bronce simboliza un ascenso continuo en el duro bregar de la independencia, demostrado en las más de 800 acciones de guerra que lideró.

Enseñó con hechos que el arma más poderosa es la inteligencia, y que es posible neutralizar la abrumadora «superioridad técnica del adversario con astucia, movilidad y coraje. Además, demostró su intransigencia revolucionaria en la Protesta de Baraguá, al no querer paz sin independencia ni abolición de la esclavitud».

Este legado se entrelazó también con el aniversario 36 de la Operación Tributo, que honró a los miles de combatientes cubanos que han cumplido misiones internacionalistas.
De ahí que, expresó Monteagudo Ruiz, esta fecha sella para siempre el vínculo entre todas las generaciones de combatientes, aquellos que murieron en el siglo xix por la independencia de Cuba y aquellos que en el siglo xx lo hicieron «no solo en defensa de su patria, sino también de la humanidad».
A la ceremonia en El Cacahual asistieron los miembros del Buró Político, Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central; los generales de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera y Lázaro Alberto Álvarez Casas, ministros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y del Interior (Minint), respectivamente; el general de División José Amado Ricardo Guerra, secretario del Consejo de Ministros, así como dirigentes del Partido, del Gobierno, de organizaciones de masas y otros jefes de las FAR y del Minint.

EL TRIBUTO EN SANTIAGO
Como cada 7 de diciembre, el tributo a los mártires caídos en las misiones internacionalistas movilizó al país, que tampoco olvida el legado de Antonio Maceo Grajales, de su ayudante Panchito Gómez Toro y de Frank País García, nacido en Santiago de Cuba hace 91 años.
Combatientes, familiares de los mártires y el pueblo de la Ciudad Héroe, encabezados por las principales autoridades del territorio, se dirigieron hasta el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, donde fueron colocadas ofrendas florales enviadas por el líder al frente de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz; por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; por la Asociación de Combatientes, los familiares, y una a nombre del pueblo de Cuba, todas ante el panteón de los Caídos en Misiones Internacionalistas.
Tampoco faltaron las flores a Frank País, y la reverencia ante los monumentos funerarios de José Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Mariana Grajales Cuello, y de Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana.























