«¡Gracias, Comandante!»

A ti Fidel, tributo del pueblo de Santiago en nombre de toda Cuba. Portada: Santiago Romero Chang

Por: Luis Alberto Portuondo
Entre el Comandante en Jefe y el pueblo de Santiago de Cuba se gestó un entrañable cariño que «fue, es y será recíproco» | internet@granma.cu

Fidel, Santiago de Cuba, Aniversario 65 de la Revolución
Fidel, Santiago de Cuba, portada: Santiago Romero Chang

Fidel conversaba, preguntaba, se interesaba por muchas cosas, así era él. Foto: cortesía de los entrevistados

En febrero de 1991 llegó Fidel Castro al pintoresco Puerto de Boniato –ubicado al norte de la ciudad de Santiago de Cuba–, «sin escolta y a pie, nos comentó que ya estaba produciendo un inmenso complejo avícola en San Luis; abrazó y besó a muchos y se dirigió hasta la escuelita Gabriela Mistral; en el camino divisó una vivienda muy deteriorada, pidió permiso para entrar, conversó con los moradores y todos escuchamos una contundente pregunta: ¿qué les hace falta? Al otro día, una brigada comenzó a reparar la casa».

Anécdotas como esta, que reveló a Granma Miriam Escobar García, una jovial ama de casa, se escuchan a lo largo y ancho de la ciudad donde el Comandante en Jefe, siendo apenas un adolescente internado en el Colegio de Dolores, aseguró tener «mi primera experiencia dura y me acostumbré a buscarles solución a los problemas».

SANTIAGUEROS CUENTAN

Lo más probable es que no se pueda cuantificar la cantidad de visitas del Líder Histórico de la Revolución Cubana a Santiago de Cuba, y mucho menos las vivencias de sus pobladores, «porque tenía un afecto especial por nosotros, eso se notaba, se sentía. Obviamente ese cariño fue, es y será recíproco.

«Nos decía que cada vez que necesitaba más fuerzas venía a Santiago, y así lo hizo cuando celebró el iv Congreso del Partido –cuando correspondió analizar la aplicación de las medidas para la implantación del llamado periodo especial–, para salvar a la Patria, la Revolución y el Socialismo.

El monolito que atesora sus cenizas en Santa Ifigenia es un sitio de peregrinación en el que se constata una devoción casi religiosa al Jefe», aseguró el periodista Orlando Guevara Núñez.

El hoy jubilado también manifestó que «nunca imaginé estrecharle la mano porque, cuando se produjo la victoria revolucionaria, yo era un campesino que solo había alcanzado el tercer grado, y mis aspiraciones no iban más allá del arado y del machete en el pequeño conuco que trabajaba.

Con 19 años me encontré en las filas del Partido de Fidel. Recuerdo sus conversaciones con la prolífera periodista santiaguera Gloria Cuadras, ambos se tuteaban y, a la vez, se tenían un profundo respeto.

Cuando al periódico Sierra Maestra le otorgaron la Orden Juan Marinello, él depositó la condecoración en mis manos, me abrazó y solo me dijo en voz muy baja: ¡Hay que seguir trabajando!».

En dicho contexto, «fijé mi vista en su rostro y todavía no me explico cómo un hombre acostumbrado a tantas batallas y momentos difíciles, puede ser dueño de una mirada tan sublime, capaz de estremecer a quien la recibe. Además de ser tan sencillo y tan de pueblo», enfatizó este hombre que logró un título universitario, «sin pagar un centavo».

Para Carlos Sarabia Hernández, combatiente del Levantamiento del 30 de Noviembre de 1956 y de la Columna 10 del iii Frente Oriental, «Santiago es a Cuba, como Fidel a Santiago.

Estaba plenamente identificado con nosotros y viceversa, al punto que encomendó a Almeida, a Hart, a Balaguer y a muchos otros de la Generación Histórica, la conducción de la provincia, siempre atento a los detalles que podían parecer menos importantes, pero que eran decisivos».

Con los jóvenes su relación fue especial, «a los líderes de los países socialistas que visitaban Cuba, los traía a Santiago y en el Moncada les explicaba cómo la Revolución había iniciado y triunfado precisamente aquí.

A los Camilitos que integrábamos el pelotón de ceremonias nos decía que se sentía tan santiaguero como nosotros, conocía cada rincón y confiaba en esta tierra; nos afirmaba que, si Santiago está firme, Cuba también lo está», recordó Eduardo Llilarte Kindelán, quien actualmente se desempeña como profesor de la Universidad de Oriente, «una institución que él multiplicó en todas las provincias de esta zona del país que hoy cuentan con Educación Superior».

El Comandante se preocupó y ocupó por el desarrollo de la antigua capital de Oriente y su modernización, «varios centros urbanos, como el inmenso José Martí, y los emblemáticos 18 plantas; el Hospital Juan Bruno Zayas y el Combinado Textil Celia Sánchez; así como el mejoramiento de la infraestructura para dotar a la ciudad de instalaciones de primer nivel como el Teatro Heredia, la Plaza de la Revolución, el Hotel Meliá Santiago, el Cabaret Tropicana Santiago y la ampliación del Aeropuerto Internacional Antonio Maceo, y muchas otras», dijo Luis Enrique Ibáñez Arranz, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Santiago de Cuba a principios de la actual centuria.

«Fidel fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular durante 40 años por el Distrito siete de este municipio. Puedo dar fe que durante la vi Legislatura su labor fue intensa en coherencia con la confianza que el electorado depositó en él. Siempre estuvo atento a las tareas y, sobre todo, a los criterios del pueblo y en cómo resolver disímiles problemas», destacó Ibáñez Arranz.

LO QUE SANTIAGO SIGNIFICÓ PARA FIDEL

«Santiago había influido en nosotros, podemos decir, a lo largo de todas nuestras vidas», señaló el Comandante en Jefe para, de alguna manera, resumir la trascendencia de este terruño, tanto para nuestras luchas por la definitiva independencia en general, como para los que hicieron la Revolución, en lo individual.

Un momento cumbre del vínculo de la ciudad con el hombre que había encontrado en ella el acompañamiento «en los días más difíciles», en los que «tuvimos nuestro Moncada, nuestro 30 de noviembre, nuestro Primero de Enero», fue la noche del 1ro. de enero de 1984.

Desde el mismo balcón en el que 25 años atrás había proclamado el triunfo de la Revolución, le entregó a la ciudad el Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo, «aquel insigne hijo tuyo que nos enseñó que jamás un combatiente cesa en su lucha, que jamás puede haber pactos indignos con el enemigo, que jamás nadie podrá apoderarse de Cuba sin perecer en la contienda».

En tan sublime momento, «recordamos que al fin hemos llegado a Santiago, y su afirmación de que duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado; también su convicción de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución», apuntó Guevara Núñez.

De ahí el raigal compromiso: Santiago «siempre sean ejemplos de todos los cubanos tu heroísmo, tu patriotismo y tu espíritu revolucionario. ¡Que siempre sea la consigna heroica de nuestro pueblo la que aquí aprendimos! ¡Patria o Muerte! Que siempre nos espere lo que aquí conocimos aquel glorioso Primero de Enero: La Victoria. ¡Gracias, Santiago!».

A ti Fidel, tributo del pueblo de Santiago en nombre de toda Cuba. Portada: Santiago Romero Chang
A ti Fidel, tributo del pueblo de Santiago en nombre de toda Cuba. Portada: Santiago Romero Chang

Fidel, a decir de la humilde Miriam, «nos dio escuelas, salud, cultura; legó un concepto de Revolución para Cuba y para el mundo. Nosotros fuimos a la Plaza a despedirlo en 2016 sin otro motivo que la gratitud marcada por la pérdida, y cada 13 de agosto y 4 de diciembre vamos en masa a Santa Ifigenia para decirle:

¡Gracias, Fidel!».

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