Preparativos para el Asalto al Moncada

Santiago en 26 y Seguirá siendo Santiago. Imagen: Santiago Romero Chang.

CMKC, Radio Revolución.- Para la acción del 26 de Julio de 1953 se seleccionó el Moncada por varios motivos:

· Era la segunda fortaleza militar del país, ocupada por unos mil hombres.

· Su lejanía de La Habana dificultaba el envío de ayuda al Ejército Oriental.

· Santiago de Cuba se hallaba situada en la costa sur, junto al mar, y rodeada de montañas.


· En Oriente se habían iniciado las tres guerras independentistas en el siglo pasado que se habían librado en Cuba, allí se produjeron insurrecciones populares en varios momentos del periodo republicano —incluso durante la revolución de 1933—, sus montañas eran conocidas por la resistencia armada de los campesinos frente a los latifundistas, y su pueblo se caracterizó siempre por un espíritu de rebeldía, debido a lo cual ese territorio era llamado «el Oriente indómito».

El plan se elaboró en absoluto secreto. Además de Fidel, solamente lo conocían dos compañeros de la dirección del movimiento y su responsable en Santiago de Cuba. Los demás sabían que se iba a realizar un combate decisivo, pero ignoraban cuál era este exactamente.

La misma preocupación se tuvo al estructurar el movimiento: se hizo en forma celular y se observaban estrictamente las normas de seguridad que exigía su carácter clandestino.

Tenía dos comités de dirección: uno militar, al mando de Fidel, y otro civil, dirigido por Abel Santamaría. Además, se trataba de una organización selectiva. Por orientaciones de Fidel, sus miembros se reclutaron entre las clases y sectores humildes de la población: obreros, campesinos, empleados, profesionales modestos.

Eran hombres y mujeres preferentemente jóvenes, ajenos a toda ambición, no infectados por las lacras y vicios de la política tradicional. A principios de 1953, el movimiento contaba, aproximadamente, con 1 200 miembros.

Las armas, los uniformes y los recursos necesarios para la lucha se obtuvieron sin recurrir a la ayuda de personas acaudaladas ni de políticos corrompidos. Su adquisición fue posible, fundamentalmente, por la voluntad y el sacrificio personal de los propios combatientes.

Para asegurar la acción se alquiló una pequeña finca de recreo, la granjita Siboney, situada en las afueras de Santiago de Cuba, con el supuesto fin de dedicarla a la cría de pollos. En ella se situaron las armas, los uniformes y los automóviles que se utilizarían en el ataque, y allí se concentrarían los combatientes en el momento oportuno.

Se escogió para la acción el 26 de julio por ser domingo de carnaval, fiesta a la que tradicionalmente asistían personas de diferentes puntos de la isla, por lo cual la presencia de jóvenes de otras provincias no causaría extrañeza.

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