Santiago de Cuba tuvo su día de conclusiones por la visita gubernamental de este viernes, la cual tuvo lugar en la sede del Partido Provincial con la presencia del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el Vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.
En el encuentro que además contó con la asistencia del primer secretario del Partido en la provincia, Lázaro Expósito Canto, así como con viceprimeros ministros, ministros y autoridades locales, las palabras iniciales estuvieron a cargo de Beatriz Johnson Urrutia, Presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular en la provincia, quien expresó: “Para nosotros ha sido muy importante esta visita”.
Es así en su entender porque, en primer lugar, estas horas han permitido a los anfitriones elevar el nivel de compromiso al tiempo de conocer, de primera mano,cómo marchan las medidas de la estrategia económica y social del país.
Vienen a nuestra mente siete meses de trabajo sin haber perdido la percepción de riesgo, hemos aprendido a conocer la enfermedad, su poder y modo de contagio, recordó Beatriz Johnson, quien agregó que en lo adelante el camino de Santiago es “restablecer nuestra actividad productiva y de los servicios, sin bajar el nivel de vigilancia epidemiológica”.
La gobernadora de la provincia detalló que este viernes ya se cumplieron 169 días sin casos de COVID-19 en Santiago de Cuba; y ese dato la llevó a resaltar el papel de la atención primaria de Salud, así como la importancia de no olvidar que con el restablecimiento de la normalidad aumenta también el riesgo de contagio.Resaltó el valor, en estos momentos, de la participación de la comunidad y de cada persona a partir de un nuevo código y de estilos de vida.
Como parte de la estrategia de la nueva normalidad, dijo la gobernadora, hay que seguir priorizando la atención a los grupos vulnerables. Y detalló entonces normas que el territorio no podrá obviar: el uso obligatorio del nasobuco para todas las actividades; definir la cifra máxima de personas a reunirse en un local; prohibir la entrada a los centros laborales de personas con indicios de haber podido contraer la COVID-19, y desinfección permanente de las manos.
En un segundo momento de su exposición, Beatriz Johnson explicó cómo la provincia asume la estrategia económico-social que el país ha diseñado para impulsar la economía y enfrentar la crisis mundial generada por la COVID-19.
Tarea de primer orden, según la gobernadora, es el tema de la producción de alimentos; y dentro de ella, fomentar la siembra en los cultivos que sustituyan importaciones. Igualmente importante resulta la agroindustria azucarera y sus derivados. Y en cuanto al turismo, Johnson Urrutia hizo alusión a desarrollar uno que sea responsable y en función de potencialidades como la riqueza histórica y la tradicional hospitalidad de los santiagueros.
Seguir en los caminos de desarrollar lo cultural, los servicios profesionales cuyos niveles son altos, la industria farmacéutica, y las infocomunicaciones, fueron propósitos enumerados por la gobernadora de la provincia, quien seguidamente hizo referencia a un frente clave como la construcción de viviendas.
Sobre este tema, resaltó el valor de estimular la construcción de viviendas con esfuerzos propios, no frenar ningún tipo de empeños, teniendo en cuenta que la demanda de casas en Santiago supera la cifra de 100 000. Es un problema, comentó, que no se resolverá de inmediato, pero que acrecentando la producción de materiales de la construcción y de cemento, podría mejorar dentro de dos o tres años.
La energía y la disciplina en su ahorro, el perfeccionamiento de las estructuras de gobierno (sobre todo las locales), las políticas sociales alusivas al empleo y al apoyo a los más vulnerables, el enfrentamiento a las ilegalidades, y el transporte, fueron otras de las líneas mencionadas por la gobernadora, quien al hablar de cómo se ha estado moviendo la ciudad resaltó el papel que han jugado en estos tiempos los transportistas privados –algo que sin dudas impone que todos velen porque algunos no suban abusivamente los precios.
No son pocos los desafíos en una provincia con un número importante de habitantes; que debe seguir acrecentando su producción de alimentos –dejando atrás la mentalidad que espera, por ejemplo, que los insumos lleguen desde otras latitudes-; que debe monitorear día a día cuántas casas se van terminando; que debe revertir indicadores desfavorables, no vistos en años, del programa de atención materno-infantil, y que debe seguir ordenando sus finanzas, sobre todo en las arterias del comercio y la gastronomía.
La vida, sin embargo, ha demostrado que para los santiagueros no hay problema que asuste, tenga el tamaño que tenga.
El enfrentamiento a la COVID-19 lo dejó claro, y es esa actitud, con sus resultados, la que debe expandirse a los demás espacios de la vida.