Por: Indira Ferrer Alonso
Portada: Santiago Romero Chang
Respeto y solidaridad.- La historia atesora maravillas: quién diría que más allá del diferendo Estados Unidos-Cuba, hay una página de solidaridad que habla del respeto de los cubanos hacia los ideales y los procures norteamericanos que dedicaron su vida a la lucha por la soberanía y la construcción de la nación estadounidense.
Sabido es que la independencia de Cuba ha sido un tema importante para los gobiernos que se han sucedido en Estados Unidos a lo largo de más de 200 años: impedir que se produjera se convirtió en un lucrativo y estratégico propósito, cuya esencia ha sido la misma desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Con retorcidas doctrinas como la Monroe o la Fruta Madura, vigentes hasta hoy en el pensamiento político estadounidense, se aderezó el anhelo anexionista de que Cuba integrara la Unión, o que al menos respondiera a sus intereses, y para esto -claro está- habría que suprimir cualquier intento de lograr la soberanía y la autodeterminación en la Isla caribeña.
Sin embargo, lo que poco se conoce es que muchos cubanos contribuyeron a la causa de la independencia norteamericana, al punto de enviar tropas y recursos de guerra a las Trece Colonias. Y este es quizás uno de los capítulos de solidaridad menos conocidos, pero hermoso al fin y al cabo, como todo lo que impulsan el amor a la libertad y el reconocimiento a quienes combaten para conquistarla.
En la década del ’70 del siglo XVIII, entre la Habana y las Trece Colonias existía un vínculo bilateral, al margen de los intereses de España y de Inglaterra. Durante el conflicto bélico, La Habana se convirtió en un enclave vital para los insurgentes, pues de allí partian los abastecimientos para las fuerzas rebeldes norteamericanas.
A través de la Louisiana los cubanos enviaban recursos de guerra que llegaban desde México y la Coruña, así como los recolectados en la propia isla. Y un dato más: en la capital cubana se reparó y abasteció la escuadrilla del comodoro insurrecto Alexander Gulon en El Astillero y Arsenal habaneros.
La creciente colaboración con los independentistas del norte, condujo a la incorporación de los cubanos y españoles a la conflagración en agosto de 1779, a las órdenes del hispano general Bernardo Gálvez y Gallardo, que avanzó sobre la Florida y obtuvo importantes victorias. A estas tropas se sumaron las del criollo Manuel Cajigal.
El regimiento de fijos de La Habana y de los batallones de pardos y morenos envíaron hombres para continuar la lucha y garantizar la ruta de abastecimiento a los rebeldes; así como disminuir la capacidad de operar de las fuerzas inglesas en varias zonas estratégicas.
De esa solidaridad también fueron participes las mujeres. Precisamente uno de los hechos más hermosos fue la manera en que los criollos apoyaron al general Washington cuando este se quedó sin recursos. Se inició una recaudación pública en la cual las damas habaneras entregaron parte de sus joyas para ayudar a los independentistas.
Paradójicamente cuando Estados Unidos tuvo la oportunidad de contribuir con los cubanos al logro de su independencia, obstaculizó la labor de quienes preparaban una nueva etapa de lucha. En 1898 intervino en la guerra para arrebatar el triunfo a los mambises y todo cuanto ha hecho hasta hoy ha sido para socavar la independencia y la soberanía nacional.
Protección y respeto a la vida humana Por: Xiomara Pieri Jiménez CMKC Radio Revolución.- Bajo los principios de auxiliar sin discriminación a los heridos en los campos de batalla y aliviar los sufrimientos de los hombres en esas circunstancias nace el 8 de mayo la Cruz Roja Internacional promovida por Henrry Duman. |