Cuba:- «Durante cinco días, del viernes 18 al miércoles 23 de octubre, las familias cubanas estuvieron privadas, salvo pocas horas, de electricidad, con la ansiedad de que los alimentos se echarían a perder y no sería posible o muy costoso reponerlos, y muchas de ellas carecieron de agua corriente». (Granma)
Así comenzó su intervención el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, ante la Asamblea General de la ONU, al referirse a esos momentos recientes en que la crisis electroenergética del país alcanzó un punto álgido, tras la desconexión del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
«Los hospitales funcionaron en condiciones de emergencia y las escuelas y universidades suspendieron sus clases. Las entidades interrumpieron sus actividades y se mantuvieron solo las vitales. La economía se detuvo», narró frente al plenario.
Añadido a esto, durante el apagón, el huracán Oscar golpeó el 20 de octubre la zona oriental del país y, pese a la labor de la Defensa Civil de Cuba, fallecieron ocho personas, incluida una niña de cinco años, en tanto dos se encuentran desaparecidas. Las fotos de satélites mostraron al país apagado y, además, sometido a fuertes lluvias y vientos.
El diplomático destacó que, a pesar de tales condiciones, fue impresionante la serenidad, comprensión y apoyo del pueblo, quienes, unidos a 52 000 trabajadores del sector eléctrico, laboraron junto a las diferentes organizaciones en pos de retomar la estabilidad del sen.
«La causa primaria del fallo del Sistema Eléctrico Nacional fue la carencia de combustible, que afectó la generación y provocó inestabilidad asociada al estado precario de nuestras plantas, ambas consecuencias directas de las medidas extremas de guerra económica aplicadas por el Gobierno estadounidense desde 2019, específicamente diseñadas para impedir los suministros de combustible, y de partes y piezas para el mantenimiento técnico a nuestras plantas e instalaciones eléctricas, así como para obstaculizar la inversión y el acceso a financiamiento», denunció el Canciller.
La generación eléctrica en nuestra nación tiene una alta dependencia de combustibles importados, y solo en un año, el anterior Gobierno estadounidense sancionó a 53 buques y 27 compañías asociadas a los envíos a Cuba, apuntó.
Agregó que el daño a la economía cubana, de 18 días de bloqueo, asciende a 252 millones de dólares, dinero que se pierde o deja de recibir, y que bastaría para asegurar el mantenimiento a las termoeléctricas y adquirir las piezas de repuesto, lo que evitaría los cortes de energía.
Los daños por cinco meses de bloqueo equivalen al total de las importaciones cubanas anuales de combustible, que promedian unos 2 000 millones de dólares.
«El gobierno del presidente Joseph Biden suele declarar que “ayudar y apoyar al pueblo cubano” es su política. ¿Quién puede creerlo?», dijo, al calificar lo que hace la administración estadounidense como un intento de sabotear el desarrollo de la Isla.
El Estado cubano trabaja incansablemente para encontrar soluciones a las tensiones que vive, lo que resulta sorprendente si se tiene en cuenta que, bajo nuestras condiciones extremas, Cuba construye aun así una obra social reconocida a nivel mundial.
A su vez, denunció que, con el bloqueo, el imperialismo advierte que toda nación que intente defender su soberanía pagará el precio.
«Ningún país, incluso aquellos con economías mucho más robustas que la cubana, podría encarar una agresión tan brutal, asimétrica y extendida en el tiempo, sin un costo considerable para el nivel de vida de su población», advierte.
LA POSIBILIDAD DE UNA CUBA SIN BLOQUEO
¿Cómo sería Cuba hoy de haber contado con los 164 000 millones de dólares de los que nos ha privado el bloqueo desde su imposición?, cuestionó. Esos daños ascienden a un billón 499 710 millones de dólares, si se toma en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro.
El Canciller también denunció el compromiso político anunciado por el entonces presidente Donald Trump, desde que resultó electo, dirigido a deshacer el discreto progreso en la relación bilateral que experimentaron Cuba y los Estados Unidos entre 2015 y 2016.
Luego, Joseph Biden, bajo cuya administración el bloqueo ha provocado pérdidas a Cuba por más de 16 000 millones de dólares, «ha dejado intacto el régimen coercitivo de su predecesor, y lo ha aplicado consciente de las consecuencias devastadoras para las familias cubanas», señaló.
«Son montos exorbitantes para cualquier nación, pero aún más para una economía pequeña, insular, sin grandes recursos naturales y en desarrollo, como la cubana», dijo.
«Más del 80 % de nuestra población solo ha conocido una Cuba con bloqueo. Todos los jóvenes cubanos han tenido que vivir en un país bloqueado», lamentó, al tiempo que agregó que esto ha llevado a que gran cantidad de cubanos opte por la migración.
En cuanto al derecho a la alimentación, puntualizó que el costo acumulado de cuatro meses de bloqueo equivale a 1 600 millones de dólares, lo que aseguraría, durante un año, la entrega de la canasta alimenticia normada a la población.
Recordó también las condiciones draconianas a las que EE.UU. subordina las disposiciones legales del año 2000, mediante las cuales EE.UU. permite, dentro de la absoluta prohibición de realizar exportaciones a Cuba, que excepcionalmente se exporten alimentos mediante licencias, solo con pagos por adelantando, al contado, y con productos que únicamente pueden ser transportados en barcos estadounidenses, que regresan vacíos.
En cuanto a la Salud, Rodríguez Parrilla recordó que Cuba es capaz de producir cerca del 60 % de su cuadro básico de medicamentos, pero el recrudecimiento extremo de las medidas lo ha impedido. Solo 25 días de bloqueo, que ascienden a 339 millones de dólares, garantizarían durante un año la producción y disponibilidad de fármacos de primera necesidad.
«El Gobierno de los EE.UU. conoce perfectamente bien el impacto directo e indirecto que su política tiene sobre el sistema de Salud cubano. Está bien enterado del sufrimiento y la angustia que provoca, y de las consecuencias en términos de tratamientos incompletos o demorados, cirugías pospuestas y materiales sanitarios escasos. No puede ocultar que su objetivo, con plena conciencia, es provocar daño a la población», denunció el diplomático.
Desde el inicio del mandato de Biden se registran 1 064 negativas de bancos extranjeros a prestar servicios a entidades cubanas, ante el miedo a multas estadounidenses; se deniegan servicios bancarios a nuestros nacionales en múltiples países; y se ha privado del beneficio de visado electrónico expedito (conocido como esta) a más de 300 000 ciudadanos europeos que visitaron Cuba.
Biden tiene todas las prerrogativas para firmar en cualquier momento un documento que deje a Cuba fuera de esa espuria lista, en la que nunca debió figurar. Sería lo único moral y legalmente correcto, agregó.
También denunció la operación comunicacional de descrédito permanente a la que someten a Cuba, tratando de responsabilizar al Gobierno cubano del impacto que provoca, de manera intencional, el cerco estadounidense contra la Isla.
Al terminar, dijo sobre las elecciones presidenciales en los EE.UU. «El gobierno que resulte ganador, cualquiera que sea, tendrá la oportunidad de decidir si continúa el enfoque fallido y las medidas de cerco inhumanas de las últimas seis décadas, o si finalmente escucha, democráticamente, a su propio pueblo y, también, a la abrumadora mayoría de la comunidad internacional, y le permite a nuestro pueblo desarrollarse en su pleno potencial y en su capacidad real.
El bloqueo contra Cuba es una guerra económica, financiera y comercial y califica como un crimen de genocidio
«En cualquier caso, encontrará de parte de Cuba la firme determinación de defender su derecho soberano a construir un futuro propio, independiente, socialista, libre de injerencia extranjera y comprometido con la paz, el desarrollo sostenible, la justicia social y la solidaridad.
«También encontrará la disposición al diálogo serio y responsable, a avanzar hacia una relación constructiva y civilizada, basada en la igualdad soberana, el respeto mutuo, el beneficio recíproco para ambos pueblos, aun conscientes de las diferencias políticas profundas entre nuestros gobiernos», concluyó. (Granma)