A los próceres de la nación, ¡honor y gloria! (Dic-2024)

Miguel Díaz Canel, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de Cuba. Portada: Santiago Romero Cihang
A ti Fidel, tributo del pueblo de Santiago en nombre de toda Cuba. Portada: Santiago Romero Chang
A ti Fidel, tributo del pueblo de Santiago en nombre de toda Cuba. Portada: Santiago Romero Chang

Por: Luis Alberto Portuondo
A los próceres. Santiago de Cuba.– La intensa jornada de trabajo de la dirección del Partido Comunista de Cuba, ayer, estuvo signada por el compromiso con la Patria. Cuando un suave viento batía los penachos de las palmas del cementerio patrimonial Santa Ifigenia, el Primer Secretario del Comité Central y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, colocó un ramo de flores ante el monolito que atesora las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Acompañado por el miembro del Buró Político y secretario de Organización, Roberto Morales Ojeda, el mandatario también rindió honores a José Martí, Héroe Nacional; a Carlos Manuel de Céspedes y a Mariana Grajales, Padre y Madre de la Patria, como muestra de la continuidad de la única Revolución Cubana, iniciada el 10 de octubre de 1868.

Fidel Castro Ruz, líder eterno de la Revolución Cubana
Fidel Castro Ruz, líder eterno de la Revolución Cubana

Díaz-Canel se dirigió al camposanto, Monumento Nacional, hasta donde unos cien mil santiagueros, en representación del pueblo de Cuba, peregrinaron el pasado 4 de diciembre, cuando se cumplió el octavo aniversario del depósito de las cenizas de nuestro líder histórico. Antes, había evaluado el acontecer socioeconómico de los municipios cabeceras de las provincias de Guantánamo y de Santiago de Cuba, así como la marcha de la recuperación de San Antonio del Sur, tras los embates del huracán Oscar.

Fidel: Solo dando el ejemplo se puede obtener la victoria

Carta que le enviara Fidel –copia de una que le hiciera a Antonio Enrique Lussón Batlle–, al hoy Ministro de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, general de Cuerpo de Ejército Leopoldo Cintra Frías
Querido compañero Lussón,

El pasado domingo 22 de marzo, recibí tu libro «Triángulo de Victorias», con dedicatoria personal tuya fechada el 8 de este mismo mes.

Pude hacerle una revisión amplia. Me impresionó de modo particular el drama humano que se narra cuando en la Caravana de la Victoria que nos conducía hacia la capital, al entrar en Ciego de Ávila en medio del pueblo delirante de entusiasmo, pasaste delante de una jovencita que saltaba de alegría más que nadie y te pidió le firmaras un autógrafo.

Vio en ti, sin saber quién eras, un rebelde más y deseaba un recuerdo de ese día. En el autógrafo viste una foto de Indalecio Montejo. Al preguntarle «instintivamente si era su novio» te respondió: «es mi hermano».

Estaba allí con su familia. Indalecio era un bravo combatiente de tu columna al que tú «apreciabas y querías entrañablemente».

Participó en diferentes acciones de la Columna Abel Santa María. Recordaste que había muerto en los últimos días de diciembre en la Gran Piedra, en un accidente cuando cumpliendo misión, se volcó su jeep. «Dar aquella noticia transformó la alegría del triunfo en uno de los peores momentos de mi vida», dijiste.

El episodio revela uno de los grandes dramas de las revoluciones que solo podemos conocer los que los hemos vivido muy de cerca. Sin tu libro yo no habría conocido nunca ese triste episodio en aquellos días de plenitud y esperanza.

Muchos de los hechos que narras en el libro sobre las acciones de la columna Abel Santa María son enteramente nuevos para mí, que atareado en la estrategia y las acciones tácticas más directas de la Columna 1, no podía conocer los detalles de los numerosos combates que tenían lugar el mes de diciembre en los diversos frentes.

Me interesó mucho lo que cuentas sobre la operación del Segundo Frente Oriental en la dirección de Sagua de Tánamo-Moa, porque en ese momento era imprescindible rendir y ocupar las armas en aquella dirección. Igualmente interesantes fueron los combates en la dirección Cueto-San Germán que se narran en el libro.

A mi mente vuelan los recuerdos de aquellos días alrededor del 24 de diciembre, cuando tuve la tentación de atravesar la distancia que media entre Contramaestre y Marcané, con una pequeña escolta y la escuadra del Capitán Raúl Podio con una trípode calibre 30, para llegar hasta Birán, donde arribé al amanecer de ese día con el propósito de visitar a mi madre, a quien no veía hacía años.

Al regreso, desde las proximidades del Central Marcané, escuchaba el estampido de los sputnik, así le llamábamos a nuestras granadas artesanas, disparadas con un fusil recortado, las cuales impresionaban más por el ruido que por su eficacia, que las fuerzas al mando del Comandante Abelardo Colomé lanzaban sobre la guarnición sitiada en Cueto.

En aquella ocasión reuní bajo techo a los obreros azucareros y les hablé. En el central estaba la antigua residencia de mi hermano Ramón, ­integrado totalmente a la logística del Segundo Frente Oriental.

A punto de regresar con la debida rapidez a Contramaestre, en cuyas inmediaciones teníamos cercado un fuerte batallón del ejército enemigo que se defendía en los grandes almacenes del B.A.N.F.A.l en Maffo, decidí enviarle a Colomé la escuadra de Podio con la ametralladora trípode calibre 30 que manejaba excelentemente bien, para combatir los refuerzos procedentes de San Germán, que al mando del famoso Comandante Meroc Sosa, atrozmente represivo, intentaban evitar la rendición de la guarnición sitiada en Cueto.

Podio había realizado en la Sierra Maestra la proeza de derribar un caza enemigo con el certero disparo de su fusil Garand, cuando atacaba directamente con sus 8 ametralladoras 50, una posición nuestra. Tenía nervios de acero. De él no supe más hasta que llegó la triste noticia de su muerte en combate.

Narras muy bien en tu libro los detalles que conociste por los participantes en la batalla de Palma Soriano, ya que en ese momento te encontrabas en la dirección Sagua-Moa, algunos de los cuales yo desconocía, sobre el cerco de la ciudad en la ofensiva que llevamos a cabo, desde la Sierra Maestra.

Me interesaban los datos con relación al ataque y ocupación de la ciudad. En ese instante la Columna 1 se unía a las del Tercero y Segundo frentes. Una de nuestras características era, por supuesto, el reducidísimo número de combatientes.

La palabra frente derivaba de la enorme extensión del territorio oriental, que cubrían nuestras limitadas fuerzas, con escasez casi total de comunicaciones y claves, utilizando los mensajes escritos y las reuniones  rápidas e imprescindibles de los Jefes.

El ataque a Palma lo iniciamos por el Central Azucarero, situado en las inmediaciones de la carretera central, al Sur del Río Contramaestre, relativamente caudaloso para nuestras condiciones de Isla alargada y estrecha.

Como siempre, el combate lo iniciábamos con un golpe sorpresivo. Esta vez era la avioneta del mando de Santiago de Cuba que aterrizaba en el rústico aeropuerto próximo al central, cuyos accesos atravesaban áreas de cañaverales, que debían ser transitados por el oficial que transmitía las instrucciones operativas desde Santiago de Cuba.

Psicológicamente, era una acción desmoralizante para el enemigo. Nuestros impacientes reclutas dispararon contra la escolta del oficial mensajero y no contra la patrulla que se aproximaba entre los cañaverales para recogerlo. La avioneta despegó aceleradamente y no fue capturada junto al mensajero con grado de Comandante, que era el objetivo de nuestra acción.

Sincronizado con la llegada de la avioneta, minutos después se inició el ataque a la guarnición de Palma, muy próximo al cuartel. Se usaron los morteros calibre 60 y entre ellos uno calibre 81. El grupo de morteros estaba bajo la eficaz dirección del Capitán Aeropajito Montero.

El problema principal, como siempre, era la escasez de proyectiles, pues todos provenían de los que se ocupaban al enemigo. Nuestro puesto de mando estaba en el Central Azucarero, por eso conozco los detalles del inicio de los combates para tomar la ciudad.

Todo lo que te cuento sale de mi memoria en este instante, pues no dispongo de mucho tiempo para revisar documentos, aunque es difícil que olvide datos que me golpeaban mucho, porque de ellos dependía el número de bajas y los contundentes golpes de nuestras escasas fuerzas.

Tan pronto un proyectil de mortero 81 cayó al lado de la ametralladora 50 que disparaba desde la azotea del cuartel, la guarnición izó bandera blanca. Se ocuparon más de 200 armas de guerra aquel día y con ellas terminamos de armar mil reclutas rebeldes que seguían a la vanguardia armada de la Columna 1 y enviamos además 100 armas al Comandante Rebelde Belarmino Castilla que atacaba las fuerzas enemigas en Mayarí.

Todas las columnas que invadieron el territorio nacional, incluidas las del Che y Camilo, salieron de la Sierra Maestra. De las armas que ocupamos en la ciudad de Palma, el 28 enviamos a través de la bahía otras 100 para los valientes hombres del Movimiento 26 de julio que preparaban el alzamiento de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Esa fue nuestra doctrina militar, que se adaptaba a las condiciones peculiares de nuestro país en ese momento, para conquistar, en apenas 2 años, la independencia definitiva de Cuba. No existía ninguna otra forma de crear las condiciones subjetivas para una Revolución Socialista en nuestra Patria. Los vientos estaban a nuestro favor, pero el tiempo estaba en contra.

Llamó mi atención lo que cuentas sobre la sorpresa que se llevó la gente del Capitán Filiberto Olivera, que partió de la Sierra junto con el Comandante Raúl Castro hacia el Segundo Frente.

La sorpresa a que te refieres se relaciona con el Comandante Sierra Talavera, Jefe de la compañía 104, de las fuerzas operativas que combatían contra nosotros cuando pidió parlamentar conmigo, y el trato que recibieron él y sus soldados. Para cumplimentar esa solicitud ustedes lo enviaron a Contramaestre en las primeras horas de la noche. No puedo olvidar aquel momento.

El fuerte batallón a que me referí antes estaba cercado por nosotros desde hacía más de 20 días en el almacén para el café del B.A.N.F.A.I., en Maffo a tiro de fusil del servicentro donde yo me encontraba preparando un ataque con el empleo del tanque capturado en Jibacoa, durante la última ofensiva de la tiranía, que el día anterior había llegado a Contramaestre.

En Palma Soriano fue ocupado un carro de bomberos con capacidad de 10 mil litros de agua. El día 27 le habíamos solicitado a Almeida el vehículo con 10 mil litros de gasolina.

Al teniente Leopoldo Cintra Frías se le asignó aquel tanque; él había realizado otra proeza con un tanque similar capturado en la batalla de Guisa, finalmente inutilizado por un bazucazo.

Mis horas con Fidel

Homenaje a los próceres, héroes y mártires de la Patria en el cementerio Santa Ifigenia
Homenaje a los próceres, héroes y mártires de la Patria en el cementerio Santa Ifigenia

A los próceres de la nación, ¡honor y gloria! (Dic-2024)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *