Por: Santiago Romero Chang
CMKC, Radio Revolución.- Un buen amigo se nos fue y me lo ha confirmado su hija Arianne en medio de tantos tormentos por la pandemia, apenas pudimos hacer un alto para darle un digno Adiós, y mire que Douglas Palancar fue tan atento, preocupado por esos detalles, pero las medidas de aislamiento social advierten de la urgencia sanitaria de hoy cuando la esperanza está en juego
Ya el amigo no podrá darnos un consejo, no así los recuerdos de los recuerdos que dejó entre los colegas de la prensa, del complejo Plaza de la Revolución Antonio Maceo, del propio teatro Heredia y hasta de la dirección del Partido en la provincia donde fungió como cuadro durante muchos años.
A Douglas lo recuerdo con mirada serena, muy atento, detallista, con sus espejuelos y peinado formal hacia un lado, amigo de los periodistas, presto para servir, cubano ciento por ciento, preocupado por el colectivo de trabajadores y capaz en el desafío ante cada misión por muy compleja e inmediata.
Una de esas tareas fue el acondicionamiento del salón de los vitrales y de todo el complejo Plaza de la Revolución, allí donde habló Fidel, Raúl, el Papa Juan Pablo Segundo.
De repente, veías a Douglas con uniforme de miliciano como un santiaguero común sin egoísmo, lucros, ni carácter alterado.
Douglas estuvo en el departamento ideológico del Partido provincial en Santiago de Cuba, dirigió durante 19 años el complejo Plaza de la Revolución Antonio Maceo donde advirtió de la necesidad de la preservación de uno de los entornos más importantes del país en atención al simbolismo, su ubicación en la entrada principal de la ciudad heroína y cuántas historias no bien reveladas sobre el esfuerzo en la construcción de todo este escenario inaugurado con motivo del cuarto congreso del PCC.
A él le debemos la sustitución de los mármoles de la escalinata de la tribuna, el mejoramiento del falso techo, sistema de iluminación, electricidad, césped, jardinería e impermeables del edificio soterrado y la decoración constante del Salón de los Vitrales, interior recreado con piedras, plantas y «un vitral trapezoidal, de carácter decorativo, con colores de la flora cubana, por donde pasa la luz.»
Igualmente, el cuidado del salón de Protocolo y el Holográfico sobre Antonio Maceo, el vial galería de arte y las dependencias de servicios y administrativas.
Sé que por su responsabilidad tuvo sus discusiones, pero siguió adelante en la apertura de mejores páginas.
Cuánto dolor queda hoy en la familia, en su amiga y eterna compañera en las buenas y las malas, Hilda quien supo comprender su ausencia ante tantas responsabilidades en tiempos tormentosos como la década de los años sesenta y setenta, luego, los años decisivos en los finales de los ochenta, el periòdo especial hasta la apertura del nuevo siglo XXI que le trajo los dolores mayores por enfermedad hasta la partida de hoy.
En medio del luto se ha repetido que Douglas Palancar no ha muerto, y es que tan sólo fue un momentico a un alto donde bien puede advertirnos de la compleja situación epidemiológica que amenaza la propia Vida, esa grandiosa y rauda por la cual transitó.