Cuatro equipos empatados en el primer lugar, tres de ellos de los llamados históricos, y el actual campeón, es el signo más relevante de la todavía joven 60 Serie Nacional, que además tiene a Camagüey, subtitular de la pasada campaña, a solo medio juego y a un total de diez plantillas con balance por encima de 500 de average.
La presencia en la cima de Industriales, Santiago de Cuba y Villa Clara, pareciera una onda retro de la pelota cubana, pero no, es la mejor noticia de la temporada, la cual hará que su principal templo, el Latinoamericano, se estrené este martes, cuando el elenco azul reciba a los Tigres de Ciego de Ávila.
Habíamos dicho en espacios anteriores que nuestro principal clásico necesita revivir las pasiones que levantaban esas escuadras, aun cuando en estos momentos no tengan en sus plantillas las fuerzas de matanceros y camagüeyanos, que vuelven a estar dotados de los atributos de los finalistas.
Pero ojo, que, si bien las camisetas pesan, tanto que pudieran inhibir a la hora decisiva, también lo hacen para motivar a los más bisoños, convirtiéndolos en émulos de aquellos que la hicieron brillar. Por lo pronto, desde las fechas iniciales del actual calendario, ya el duelo está planteado entre las remembranzas y el ímpetu de la era contemporánea de nuestras contiendas beisboleras.
Por cierto, en estas primeras 12 páginas de un total de 75 que formarían el libro de la lid, los bates arden por los cuatros costados. La 60 Serie Nacional abrirá mañana su programa 13 con average ofensivo de 297 y siete de los 16 equipos por encima de los 300; la cifra de extrabases llega a 558 y las de carreras a 1 103 en 96 partidos (a 11 por encuentro), mientras que 156 pelotas han conseguido la categoría de jonrón, lo cual no llega a dos por partido, en un ritmo que de mantenerse estaría dando al final 975 vuelacercas.
Claro que si el ataque es tan despiadado es porque el rol más importante de este deporte, el del pitcher, está haciendo aguas. Los lanzadores trabajan para un elevado 5,34 de carreras limpias por juegos de nueve entradas y el indicador de las libertades que permiten por inning (WHIP) es aún peor: 1,67. Eso quiere decir que los serpentineros de la presente campaña envían, ya sea por jit, boletos o pelotazos, a circulación a casi dos corredores por capítulo. Grava más lo que regalan, es decir, las bases por bolas que conceden; en total son ya 792, repartidas en 406 de los abridores y 386 de los relevistas. La diferencia es que los que inician los desafíos acumulan en 3,82 boletos por choque y los encargados del rescate en 5,42.
Si a eso le sumamos que 193 errores hasta el programa sabatino no es poco, lo que da un 973 de promedio en la defensa, habría que concluir que la esencia del béisbol en las primeras 12 jornadas demanda de oxígeno. Este es un juego eminentemente defensivo, en el cual lo más difícil es batear, si las cosas se hacen bien.
Es justo, entonces, que la Dirección Nacional de Béisbol entre los nominados a la condición de pelotero de la semana situé a dos lanzadores, pues en medio de tanta metralla, hay que premiar a aquellos que, en acto casi heroico, mantienen la estirpe desde la lomita, aunque también es candidato el inicialista santiaguero Edilse Silva, con un aval a tener en cuenta: pegó 11 jit en 18 veces al bate, incluyendo tres jonrones y un doble, con nueve impulsadas, además de cinco boletos, 611 de average y astronómico OPS de 1 847.
El pitcher abridor de los Cocodrilos, Yoanni Yera, ganó dos partidos y en 18 inning permitió dos limpias, con nueve ponches y tres boletos, WHIP excepcional de 0,50 y excelente 0,56 de PCL. El relevista de Industriales, Andy Rodríguez, tuvo que ver en las cuatro victorias azules, pues venció en dos y salvó otros tantos en la semana. En seis entradas ponchó a nueve, dio solo un boleto, PCL intacto de 0,00 y WHIP también de lujo, 0,83 ¿Merece el voto uno de los lanzadores? Creo que sí.
Oscar Sánchez Serra