Programa del Médico y Enfermera de la Familia: Los dos últimos años de pandemia han sido una prueba irrefutable de que la atención primaria constituye un bastión para el sistema de Salud cubano. Fueron los médicos y enfermeras de la familia el primer frente de batalla ante la adversidad.
Durante el enfrentamiento a un virus que aún nos acecha, viejas y nuevas generaciones de galenos constataron la importancia de aquel gran programa implementado en el primer eslabón de la asistencia médica a nivel de comunidades tras el triunfo de enero de 1959.
Lo mismo en montañas que en ciudades, el Programa del Médico y la Enfermera de la Familia que llega hoy a sus 38 años de fundado, ha sido piedra angular de la medicina cubana.
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“Sin ellos habría resultado imposible asumir y enfrentar los innumerables retos que ha significado en los barrios la epidemia: ellos son también nuestros héroes”, escribió en su perfil de Facebook el ministro de Salud Pública, doctor José Angel Portal Miranda.
Este programa, dijo, “se ha convertido en esencia misma de nuestro Sistema Nacional de Salud. La entrega de los profesionales que en él laboran ha dejado huellas profundas en cada rincón de Cuba y también en muchas partes del mundo”.
Muchos cambiaron los consultorios por zona roja; otros pesquisaron buscando enfermos casa a casa, conscientes del riesgo, pero también del deber de cumplir con aquel precepto que esbozara Fidel en el acto de Constitución del Destacamento de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, el 12 de febrero de 1982. Ser “ese médico nuevo que pudiera comprender, integrar, controlar y coordinar el cuidado de la salud del individuo y de su familia... dentro del contexto de sus miembros y relaciones con la comunidad en que viven y con la sociedad (…)”.
A solo dos años de haber pronunciado este discurso, el 4 de enero de 1984, surgió el programa que se ha multiplicado y extendido a lo largo y ancho del país, dando paso a una atención médica más eficaz, equitativa y eficiente.
Honrar, honra
Elsa María Budejen de Dios lleva 38 años realizando su labor en el mismo consultorio donde inició como médico de familia, en la provincia de Santiago de Cuba. Las muchas vivencias se le agolpan cuando se le pregunta porqué decidió quedarse allí, pero no duda en decir que se siente “parte de su barrio, como de la familia”.
“No nos puede faltar la sensibilidad ni el humanismo en la atención médica. Me enorgullece hoy ver el nacimiento de un hijo de una madre que atendí cuando era una bebé. Nada se compara con el cariño y respeto de mis pacientes”, ejemplificó al hablar hoy en representación de los miles de galenos y profesionales de la enfermería que como ella defienden y aman el camino de la medicina familiar.
Cuba cuenta hoy con 449 policlínicos y 11 406 consultorios médicos, de ellos 11 127 en las comunidades, lo cual se traduce en un inmenso escenario asistencial y docente, destacó la doctora María Elena Soto Entenza, jefa del departamento de atención primaria de salud del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
“Solo en un sistema de salud como el nuestro que potencia la atención primaria, es posible enfrentar situaciones tan complejas como la que nos impuso e impone la covid-19”, dijo Soto Entenza, quien mencionó como una prioridad para el 2022 continuar fortaleciendo el programa como componente vital de todo el sistema sanitario cubano.
“Contamos con profesionales y técnicos portadores de valores humanos, entrega, consagración y profesionalidad, capaces de poner en alto cada día la medicina familiar en Cuba”, apuntó.
Como justo reconocimiento a quienes han salvaguardado por décadas la salud en cada una de las comunidades del país, y cuyo esfuerzo ha sido imprescindible en el complejo escenario epidemiológico que supuso la covid-19, el Minsap y el Sindicato de Trabajadores de la Salud homenajearon a médicos y enfermeras de la familia de todas las provincias del país.
A manos del ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda y de Jorge Luis Broche Lorenzo, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), 54 profesionales de la medicina y la enfermería familiar recibieron la distinción Manuel Piti Fajardo Rivero. Asimismo, otro grupo de trabajadores del programa de todo el país recibieron reconocimientos.
Recibieron la distinción Manuel Piti Fajardo Rivero, 54 profesionales de la medicina y la enfermería familiar. Foto: Lisandra Fariñas/Cubadebate.
Para el doctor Fernando Vargas Ramos, médico de familia y director de Salud del municipio Habana Vieja, “los profesionales de la salud tenemos muchas razones para sentirnos felices, pero nunca conformes con el trabajo realizado. El 2021 fue un año de muchos avatares, intensas jornadas, difíciles retos y también de logros que muestran a la medicina cubana, en especial la atención primaria de salud, como un baluarte de esta obra revolucionaria”.
“Nos hemos entregado sin descanso a la lucha contra una nueva epidemia dentro y fuera del país. Cargados de profesionalidad, altruismo y solidaridad no hemos cejado en el empeño de ganar junto a nuestro pueblo la batalla a la covid- 19, desde los consultorios, centros de aislamiento, desde la propia comunidad. Cada minuto ha contado, cada paciente recuperado que regresa a su hogar significa alegría multiplicada, cada pérdida se ha convertido en dolor compartido y también en aprendizaje, cada diagnostico realizado que previene a su vez la transmisión de la enfermedad a otras personas, ha representado un paso mas en este camino”, dijo el galeno.
Un camino que hubiese sido imposible transitar sin el apoyo invaluable de los profesionales de la salud que en cada comunidad hacen patente el compromiso de una Cuba que apostó por una salud universal, gratuita, accesible y de calidad para su pueblo y otros pueblos del mundo.
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Son 38 años salvaguardando la salud del pueblo; casi cuatro décadas que agradecer porque hablar de indicadores de salud de la población cubana y pensar en continuar mejorándolos, no es posible sin esas batas blancas que son como de la familia.