Por: Oscar Ignacio Ruano Cháez
CMKC Radio Revolución.- En tiempos de pandemia la solidaridad sanitaria cubana llega a más de 60 países.
Médicos y enfermeras salvan vidas por el mundo. Llevan consigo la pedagogía humanista del líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro.
Fidel, El lector voraz
Los aplausos rompen el silencio en el mundo, en cada uno de ello, el reconocimiento a Fidel. El ejército de batas blancas mantienen viva la palabra de este visionario universal.
Fidel en clausura del 1er Congreso del PCC
Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto de masas con motivo de la Clausura del Primer Congreso del Partido Comunista De Cuba. Plaza De La Revolución, 22 de diciembre de 1975
Queridos compatriotas:
Hoy vamos a ser breves
Después del informe al Congreso, después de todas las tesis y las resoluciones acordadas y después de la clausura del Congreso, no es mucho lo que nosotros tenemos que decir.
En este acto de hoy, de un simbolismo muy grande, nuestro pueblo se reúne para expresar su apoyo a los acuerdos del Congreso.
Nosotros, todos los compañeros del Comité Central, del Buró Político, del Secretariado, y los delegados al Congreso, hemos vivido días de emociones que parecían insuperables.
Pero al llegar hoy a esta Plaza, hemos visto la más grande concentración en la historia de la Revolución. Y ello nos indica la atención, el interés con que nuestro pueblo ha seguido el Congreso, lo cual expresa en la tarde de hoy. Y lo que nuestro pueblo siente, experimenta en este acto, es esa sensación de seguridad, de continuidad histórica que brinda nuestro Partido; lo que nuestro pueblo quiere expresar en el día de hoy es que siente y que comprende que la Revolución es más fuerte y la Revolución es más segura que nunca.
Lo que nuestro pueblo siente y expresa es esa convicción de que el país ha avanzado, que la Revolución es indestructible, que la Revolución se organiza, se institucionaliza y avanza hacia el porvenir, sin que ya nada ni nadie la pueda detener. Lo que nuestro pueblo expresa es la confianza en sí mismo, la convicción que alberga acerca de su porvenir. Nuestro pueblo expresa hoy la seguridad en el futuro, que ve a través de su Partido, el Partido Comunista de Cuba.
Desde Martí hasta Fidel: un partido para unir
Nuestro pueblo sabe quiénes integran el Partido, sabe que esos militantes fueron seleccionados en los centros de trabajo con la activa participación de las masas; sabe que en el Partido militan los mejores obreros, sabe que en el Partido militan los mejores ciudadanos, y sabe que para el Congreso los comunistas eligieron entre los mejores comunistas para trazar la línea del Partido. Y por eso, nuestro pueblo se siente representado en el Partido.
Pero además, las tesis más importantes fueron discutidas con todo el pueblo. El pueblo participó en la elaboración de esas tesis y en la elaboración de la política de los años futuros. ¡Y por eso sabe que las tesis y los acuerdos del Congreso son sus tesis y son sus acuerdos!
Si allí en el «Carlos Marx» se reunió el Congreso del Partido, aquí en la Plaza de la Revolución se reúne el Congreso del pueblo para expresar su apoyo a los acuerdos del Congreso. Pero si allí votamos, aquí debemos votar también. Si allí discutimos y aprobamos todas las tesis, aquí, en representación de todo el pueblo, debemos también votar, y preguntarle a nuestro pueblo si apoya o no apoya los acuerdos del Congreso.
Como ustedes saben, el Congreso ha elegido a los miembros del Comité Central del Partido, seleccionando a los compañeros que por sus méritos y su capacidad deben desempeñar esas funciones.
Ahora, compañeros, deseo expresarles nuestro criterio de que el Congreso se ha desenvuelto espléndidamente bien, que ha sido una reunión muy seria, que los documentos elaborados y acordados son magníficos, y que nos trazan un camino claro para los años futuros.
El Congreso nos ha permitido ver todo lo que ha avanzado nuestro país en estos años; nuestros éxitos y nuestros errores también, que fueron analizados diáfanamente.
El Partido, representado en el Congreso, y el pueblo, han manifestado su confianza grande en los dirigentes de la Revolución. No se piense jamás, compatriotas, que esa confianza, ese cariño y ese honor nos llevará jamás al envanecimiento.
Como decíamos hoy en la clausura del Congreso, nosotros, los hombres que aquí estamos, no somos más que humildes herederos de generaciones enteras de cubanos que durante más de 100 años han luchado por la justicia, por la libertad y por la dignidad de este pueblo.
Hemos vivido una época en que a algunos hombres les ha correspondido el papel de símbolos, les han correspondido destacadas tareas, y han recibido inmensos honores, que van mucho más allá de sus modestos méritos. Surgíamos prácticamente de la nada, de la ignorancia, de la incultura, de la diferencia de clases, de la diferencia de instrucción y de conocimientos. Desde entonces estamos haciendo una profunda revolución que hace desaparecer en todos los sentidos las diferencias entre los hombres, una revolución que nos hace cada vez más iguales, que nos brinda el acceso a los conocimientos y a la cultura, y nos brinda, sobre todo, el acceso a una ideología revolucionaria.
Podríamos decir que hay desigualdad todavía en los honores, que hay desigualdad en los prestigios, que hay desigualdad en la autoridad. Pero que nos encaminamos hacia un futuro de igualdad en todos los aspectos de la vida, e incluso de igualdad en el prestigio, de igualdad en la autoridad y de igualdad en los honores.
Hemos llegado hasta aquí como resultado del esfuerzo de un pueblo entero, generación tras generación. Hemos llegado hasta aquí como resultado del esfuerzo y de la lucha de millones de compatriotas. Y aún escuchamos nuestros nombres: mi nombre, el nombre de Raúl, el nombre de los compañeros del Buró Político y del Comité Central. Sepan que nosotros sabemos muy bien que esos nombres no significan otra cosa que los símbolos, las palabras con que el pueblo quiere expresar sus propios méritos y su propia obra.
Para expresar cómo nos sentimos nosotros hoy, en este día glorioso en que culmina nuestro Primer Congreso, en este día feliz —tal vez el más feliz de toda la Revolución, porque nunca como hoy hemos visto tan segura y tan perdurable la obra de la Revolución—, nos sentimos como gotas de agua en este mar de pueblo.
Nuestro futuro se presenta halagador, se presenta claro. Hoy somos libres, hoy somos dueños absolutos de nuestro destino, y por eso podemos construir ese futuro. Llegaremos tan lejos cuanto seamos capaces de llegar.