Miguel Ángel Gainza Chacón
Anualmente, la Casa del Caribe en el contexto del festival del Caribe o Fiesta del fuego pondera a una personalidad o institución con el Premio Internacional Casa del Caribe, en correspondencia con los aportes hechos a la cultura popular tradicional, en particular, y en general a la cultura cubana. Y en este julio de 2023, la distinción recayó en Pedro de la Hoz González, periodista, vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y presidente de la Comisión Aponte.
Se decidió otorgar el galardón a De la Hoz, por la meritoria labor desarrollada por este periodista desde la página cultural del diario Granma, y más específicamente por su empeño desde la comisión Aponte que lucha contra toda manifestación de racismo en Cuba.
Durante la gala inaugural de la Fiesta del Fuego, acontecida en la sala principal del Teatro Heredia, el también periodista y escritor Reinaldo Cedeño Pineda, en nombre de la Casa del Caribe, fundamentó la entrega del galardón a De la Hoz González, con una intervención de su autoría, que el laureado escritor santiaguero título Elogio a un Renacentista y que aquí reproducimos:
“Era la ciudad que más le gustaba, no se cansó de cantarlo. El Benny digo, El Bárbaro. La antigua Fernandina de Jagua, la ciudad del paseo más largo, de la bahía transparente. Allí justamente, en Cienfuegos, en algún momento de nuestra era, nació Pedro de la Hoz González, aunque vistos sus estudios iniciales de piano, su gusto por la física, sus poemas; vistas sus peripecias periodísticas en el 5 de Septiembre, diario de su ciudad natal; por el Vanguardia y el suplemento cultural Huellas de su adoptada Santa Clara; vista su entrevista iniciática con la maestra de ballet, Vicentina de la Torre en El Caimán Barbudo, y sus fundaciones, sus renuevos con la revista Arte Cubano, con la Revista de Música Cubana; visto su largo magisterio en la redacción cultural del periódico Granma -mediada la sabia mano de Marta Rojas-, sus libros sobre la huella africana en nuestra identidad, sobre la marca del presidente aimara, en la Bolivia de Evo y del Che; sus diálogos con las más importantes figuras de la cultura cubana -Luis Báez como perfecta mancuerna-, su estrecho vínculo con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la cual es ahora mismo su vicepresidente; su desvelo por los temas del racismo y la discriminación racial desde siempre y desde la Comisión José Antonio Aponte, que él encabeza; su condición de merecedor de la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Periodismo José Martí… eso y más ―perdóneme el resumen tan apretado―, me autoriza a mudar a Pedro de la Hoz de ciudad y de tiempo.
Este, Pedro, es un hombre del Renacimiento nacido en el siglo XX. Su poliédrico andar no deja dudas. Ninguna, su dilatado ejercicio del criterio, sin tributos al eventismo, sino tejiendo en la urdimbre misma de la nación. Y es, naturalmente, un caballero nacido en todas partes de esta Cuba ardorosa, múltiple, en la Patria martiana de luz que queremos ―y que a contrapelo de cualquier dificultad, de cualquier estrechez mental―, seguimos defendiendo.
Que la Casa del Caribe ―núcleo medular en el sustento y proyección de la creación irrepetible, inimitable, irrenunciable de la gente del Caribe, que lleva sus saberes y sus sabores a todas partes de este mundo― haya decidido otorgarle su Premio Internacional, es un acto de coherencia. Y que sea en una edición dedicada especialmente al México lindo y querido, a la patria de Juárez y Sor Juana, al apego de su ser a los ancestros, a su diálogo con la muerte, es decir con la vida… lo convierte en una fiesta.
La voz de Pedro de la Hoz ha acompañado desde el principio, el accionar de este Festival. Su poesía, su perpetuo cimarronaje, su fidelidad a ese dios tutelar que fuera Joel James, a su clarinada de que nuestra independencia navega inexcusablemente por el cauce de la cultura popular y tradicional, se ilumina con esas luces que no salen de reflector alguno, porque emergen desde el pecho de la gente.
Me da un gusto enorme ser portador de estas palabras, desearle muchos años de vida y de ejercicio profesional a este colega, a Pedro de la Hoz González, al hijo de Ñico y de Leticia ―maestra, como mi madre―, al padre de Virginia, a este cubanazo.
Hay galardones que se engrandecen por el nombre que encarnan, que suben un peldaño por el nombre en el que recaen. Felicidades”.
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Sobre el escenario del Heredia, luego de un tortuoso itinerario desde la Capital hasta la Cuna de la Revolución, De la Hoz recibió el galardón de manos de Orlando Vergés, director de la Casa del Caribe y lo agradeció. Estaba visiblemente emocionado por el gesto de la institución cultural caribeña y la modestia adornó sus palabras breves: “Gracias, yo también soy parte del Caribe”.