En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas

En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas
En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas
En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas

M.Sc. Miguel A. Gaínza Chacón  
Absolutamente siempre, es impresionante bucear; descender y llegar al lecho marino. Mucho más si el submarinista lleva en su mente, el deseo de reverenciar a compatriotas que en un acto heroico dieron la vida como hicieron más de 300 marinos españoles de la flota del vicealmirante Pascual Cervera y Topete,  muertos en el combate naval de Santiago de Cuba, en 1898, contra la escuadra norteamericana.

La actitud de aquellos hombres fue lo que inspiró a hacer la inmersión a Pascual Cervera de la Chica, bisnieto del jefe de la armada ibérica destruida por los cañones yanquis entre la mañana y el inicio de la tarde del 3 de julio de 1898.

En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas
En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas

Cervera de la Chica realizó una inmersión el pasado lunes hasta el pecio “Almirante Oquendo”, en la playa de Juan González, al oeste de esta ciudad, para rendir homenaje a sus compatriotas caídos en la desigual batalla.

Las actividades del XI SimpoSub´2023, una reunión que anualmente trata la actividad subacuática con vistas a preservar el patrimonio natural y cultural sumergido, sirvió como marco a la acción realizada por el bisnieto de Cervera y Topete, consistente en reponer en el lecho marino en “Juan González”, donde reposa el “Oquendo”, las placas de bronce que indican el lugar del Parque Arqueológico Subacuático y la de Monumento Nacional.

Este hecho de bajar al fondo del mar se unió a otro homenaje como el acontecido en las lomas de San Juan, para exaltar la memoria de combatientes caídos de los tres ejércitos: cubano, español y norteamericano, en acciones militares que siguieron al desembarco yanqui por Siboney, en 1898.

También,  fue proyectado un documental sobre el jefe de escuadra española, y entregaron reconocimientos, todo en el Salón de los Vitrales de la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales.

Ahora se cumplen 125 años del combate naval en el litoral santiaguero y el hecho de reiterar las palabras “desigual combate” para calificar aquella batalla, descansa en lo siguiente:

Cuando el 3 de julio de 1898 las naves españolas salieron en fila, debido a la estrechez de “la boca” de la bahía de Santiago de Cuba, la oficialidad y marinería españolas sabían que iban casi al suicidio por la superioridad numérica de los barcos yanquis y su moderna artillería, muy por encima del alcance de los cañones ibéricos.  

Los cruceros acorazados Vizcaya, Infanta María Teresa (buque insignia donde participó en el combate el vicealmirante Pascual Cervera y Topete), Cristóbal Colón y Almirante Oquendo, y los pequeños destructores Furor y Plutón al salir por “la boca del Morro” hacia el oeste y cerca de la costa, recibieron el fuego de seis modernos cruceros acorazados, un cañonero y tres cruceros auxiliares. Prácticamente, las naves ibéricas fueron cazadas, perseguidas y destruidas.  

Al final, la escuadra yanqui tuvo pequeños impactos en sus barcos, un muerto y tres heridos; la flota de Cervera y Topete: 126 muertos en el Almirante Oquendo (sobrevivieron 372), 87 muertos en el Infanta María Teresa (481 sobrevivientes), 76 fallecidos en el Vizcaya (422 sobrevivieron); 21 muertos en el Cristóbal Colón (506 supervivientes); 17 muertos en el Furor (48 sobrevivientes), 16 fallecidos en el Plutón (60 sobrevivientes) y más de mil 600 quedaron prisioneros.

Una sola nave española, sin embargo, fue hundida por impactos directos de los cañones de los barcos yanquis: el Furor, que explotó y donde murió el capitán de navío Fernando Villaamil, el oficial ibérico de más alta graduación caído en la batalla, por demás, inventor del primer destructor.

Los otros barcos, ante los daños recibidos y sin posibilidad alguna de contraatacar ni defenderse, fueron encallados, para así salvar la mayor cantidad posible de vidas españolas.

Aquel panorama, un siglo y cuarto después devino Parque Arqueológico Subacuático, con pecios valiosísimos, restos de las naves españolas en el fondo del mar en La Mula, Juan González, Mar Verde, Buey Cabón, Rancho Cruz…  

A 125 años de un combate que le abrió Santiago de Cuba al ejército de EE.UU.

En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas
En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas

Por la actitud de Cervera y Topete y sus oficiales y marinos, aumenta el significado de la misión de Cervera de la Chica al bajar al fondo del mar, y sin respirador ni gafas, besar la placa que perpetúa la memoria de sus compatriotas.  

A 125 años del bloqueo naval e inicio de la intervención EE.UU. en Cuba

En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas
En lo profundo, Cervera de la Chica besa el recuerdo de sus compatriotas

En esta apreciación del bloqueo naval de EE.UU. a Cuba, tenía un peso fundamental la situación político-militar de la Isla donde la marcha de la guerra por la independencia que se libraba desde hacía ya tres años, avizoraba la victoria de las fuerzas cubanas.

Junto a esto, la prensa y los políticos estadounidenses venían desarrollando una activa campaña mediática por el bloqueo, en la que se enfatizaba en los crueles excesos de las autoridades del régimen colonial español llevados a su máximo extremo con el desesperado recurso de la reconcentración implantada por el general Valeriano Weyler. En ese contexto, la explosión del acorazado Maine ocurrida el 15 de febrero, en la bahía de La Habana, había proporcionado el pretexto que faltaba.

Del bloqueo naval de EE.UU. a Cuba- Actuando simultáneamente en varias direcciones, el Gobierno de Washington, desde tiempo atrás, ejercía presiones sobre el de Madrid para que introdujera reformas en el régimen de gobierno de la Mayor de las Antillas, mientras paralelamente, efectuaba gestiones para comprarla y, por otra parte, la Marina estadounidense elaboraba y perfeccionaba sus planes de operaciones para una guerra contra España.

Dentro de la proyección del bloqueo imperialista de Estados Unidos, el dominio de Cuba tenía, por varias razones, una gran importancia. La Isla, de por sí, era una pieza apetecible. En ella, el capital estadounidense poseía cuantiosas inversiones y otras en proyecto.

Otra razón para el bloqueo era su posición geográfica, clave para el dominio del Caribe y de las rutas de navegación que unirían la costa atlántica de los Estados Unidos con el istmo de Panamá, a través del cual estaba ya proyectada la construcción de un canal interoceánico que abriría las puertas al Océano Pacífico y a los infinitos mercados asiáticos. Otro factor circunstancial se unía a los anteriores: era año de elecciones parciales en Estados Unidos.

El bloqueo del 21 de abril, Sampson recibió órdenes precisas:

La injerencia norteamericana en 1898. Foto: Archivo
La injerencia norteamericana en 1898. Foto: Archivo

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