El enfrentamiento a la COVID-19 será asumido por grupos de trabajo temporales en los territorios, creados en los diferentes niveles, por el Presidente del Consejo de Defensa Nacional.
Atendiendo a que los consejos de defensa provinciales y municipales están activados desde el mes de marzo del pasado año para dirigir el enfrentamiento a la COVID-19, y considerando que están creadas las condiciones para que este proceso sea asumido por los grupos de trabajo temporales, creados en los territorios a los diferentes niveles, el Presidente del Consejo de Defensa Nacional ha decidido desactivar los consejos de defensa provinciales y municipales.
Que los saberes se integren y se conviertan en bienestar
En un momento insospechado podemos ser espectadores de la disertación de alguna cubana o cubano que despiertan admiración y esperanza sobre los saltos a los que puede aspirar el archipiélago a partir de todo el saber acumulado en décadas.
Más de un participante tal vez pudo hacer ese razonamiento, durante el encuentro que tuvo lugar entre la dirección del país y los científicos y expertos del programa de soberanía alimentaria y educación nutricional.
Luego de escuchar varias reflexiones sobre un tema medular como el manejo de los suelos, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó: «Vemos aquí, en un tema fundamental, que tenemos un enorme desarrollo en el sector del conocimiento, y que no hemos sido capaces de interconectarlo en toda su dimensión con el sector productivo de bienes y servicios».
Aquí aparece todo un grupo de potencialidades, dadas desde el punto de vista de los resultados científicos, las cuales podrían convertirse en innovación y abarcar una escala amplia en las bases productivas, afirmó el Jefe de Estado en la reunión que también estuvo encabezada por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz; el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, así como por los vice primeros ministros Inés María Chapman Waugh y Jorge Luis Tapia Fonseca.
Uso y cuidado de una riqueza que se agota
El punto de partida del encuentro versó sobre Manejo de los suelos en el marco de la soberanía alimentaria y educación nutricional, a cargo del doctor en Ciencias Luis Gómez Jorrín, director general del Instituto de Suelos.
El experto se detuvo en la importancia de hacer un manejo sostenible de los suelos dentro de la amplia gama que el país posee. Gómez Jorrín hizo énfasis en la necesidad de resolver un grupo de factores limitantes que inciden sobre la fertilidad y productividad del valioso recurso. «El objetivo de la propuesta es implementar alternativas tecnológicas para el manejo sostenible de los suelos utilizados en la producción de alimentos, e introducir indicadores para su manejo adecuado».
El directivo apuntó que «el suelo es el principal recurso natural con que cuenta nuestro país. Baste decir que la formación de un centímetro de suelo puede tardar entre cien y 400 años, pero por erosión se pueden perder, cada año, entre 12 y 42 toneladas por hectáreas, en tierras cultivables, lo que hace del suelo un recurso no renovable» cuya degradación constituye uno de los principales problemas medioambientales del archipiélago.
Cuba –detalló el doctor en Ciencias– posee unos 11 millones de hectáreas, y de ellas 6,4 millones son de uso agrícola. Hay reconocidos 18 subtipos diferentes de suelos, abanico que demanda maneras también distintas de manejarlos. Uno de los mayores desafíos, dijo el directivo, es que, del fondo de suelo de 6,4 millones de hectáreas, el 70 % está afectado por al menos una limitación para producir, como la erosión, la baja fertilidad, el bajo contenido de materia orgánica, la compactación, o la salinidad.
Para esos 6,4 millones de hectáreas, enunció el Director General del Instituto de Suelos, «estamos proponiendo impulsar un trabajo de conservación y mejoramiento, y también hay que tener en cuenta la aplicación de nutrientes».
Recordó que el país está apostando por la producción ganadera, tarea que demanda suelos en buen estado. Igualmente reconoció que Cuba, a pesar de múltiples limitaciones, ha dedicado importantes recursos financieros para proteger el valioso recurso natural. Mencionó la existencia del Programa Nacional de Mejoramiento y Conservación de Suelos, el Programa de Asociación de País para el Manejo Sostenible de Tierra, así como la Tarea Vida.
Cuba –ejemplificó– posee una clasificación propia de sus suelos. Es algo, acotó, que tienen pocas naciones. En las pasadas décadas de los 70 y los 80 nació el «mapa de la clasificación agroproductiva de los suelos, lo que permite hacer recomendaciones por tipo de suelo, por cultivo, y sobre qué recurso necesitamos para lograr producciones sostenibles».
De los sistemas de análisis agroquímico que tiene el país y que permiten actualizar la condición de los suelos, del manejo integral de nutrientes, de usar las herramientas informáticas y, en sentido general, del conocimiento, habló también el experto, quien trajo a colación el uso de la labranza y la rotación de cultivos.
Deberíamos aprovechar los escenarios que ya existen, resaltó, e hizo alusión a los sistemas locales de abastecimiento alimentario, y a la comisión municipal de asuntos agrarios, espacio «donde se decide la producción de alimentos». Tampoco pasó por alto la propuesta de preparar a todos los actores relacionados con la tierra.
La Guía de campo, herramienta útil para la evaluación visual de los suelos, «que no lleva reactivos de laboratorios ni equipamiento», fue otra fortaleza mencionada por Gómez Jorrín, y que el Instituto tiene entre sus propuestas, porque el país puede contar con ella, y «para nada está divorciada de la modernidad, ni de lo que se hace en la comunidad científica internacional».
Maribel Alonso Rodríguez, presidenta de la cooperativa de producción agropecuaria Julito Díaz, del municipio de Consolación del Sur, en Pinar del Río, contó que, de no ser por los estudios y oportunas soluciones en los suelos donde ellos cultivan tabaco, los rendimientos de hoy fueran muy pobres.
El académico Olegario Muñiz Ugarte habló de alternativas para la nutrición de los suelos. Recordó que la paja de arroz contiene potasio y es un buen fertilizante; que ya no se escucha hablar, como antes, del humus de lombriz, y que se usa poco la roca fosfórica, otro buen fertilizante, junto con la zeolita.
Sugirió recuperar los laboratorios, los cuales existen, pero se han descapitalizado, y no olvidó la necesidad de que en cada espacio del país donde haya cultivos esté presente un técnico que se ocupe de esa porción de suelo.
Integrar actores y conocimientos
Toda estrategia en un asunto como el de los suelos tiene su concreción, su realización, en los sistemas productivos locales, expresó el Presidente Díaz-Canel, quien, además, compartió el enfoque del doctor en Ciencias Luis Gómez Jorrín, según el cual hay que aprovechar los escenarios y programas ya existentes.
Tenemos establecido –acotó el Jefe de Estado– un programa nacional de mejoramiento de los suelos, y un programa de manejo de la sostenibilidad de la tierra. Entonces, creo que aquí lo que tenemos es que integrar actores, gestión de conocimientos, monitoreo y, por supuesto, las bases productivas.
Indicó que tiene que desempeñar una función estatal el Ministerio de la Agricultura, tanto en la concreción de la estrategia en el programa nacional de mejoramiento de los suelos, y en el mejoramiento sostenible de la tierra, como en la atención a las comisiones agrarias, y dentro de esas funciones estatales hay que darle el papel que debe desempeñar el Instituto de Suelos. En el Instituto es donde está el conocimiento de estos temas.
«Tenemos potencialidades –valoró el Primer Secretario–, y está demostrado que hay una estructura, una experiencia y una infraestructura, incluso, en el sector del conocimiento».
El mandatario abogó por emplear esas potencialidades, por acercarlas e interconectarlas al sector productivo de bienes y servicios: «Creo que ese es el aporte que hace esta sesión de trabajo, de diálogo entre expertos, académicos y científicos con el Gobierno, para abordar problemas tan importantes como el Programa de soberanía alimentaria y de educación nutricional».